Aprender Dzogchen significa descubrir nuestro Dzogchen
Un practicante interesado en la realización no debe tornarse pasivo, sino conciente y activo. Buda Sakyamuni tenía sabiduría y omnisciencia infinitas o realización total y dijo: “Te doy el camino, pero la realización depende de ti”. Los practicantes que estén interesados deben seguir el camino. En este mundo, no ha habido mejor Maestro que el Buda Sakyamuni quien no pudo hacer que otros individuos se realizaran. Esto significa que tenemos que estar activos y, en primer lugar, comprender qué es la enseñanza y saber cómo seguirla. En Dzogchen, el conocimiento de la enseñanza es más importante que la meditación. La meditación es sólo un medio para alcanzar la realización. Puede tener diferentes significados, pero siempre es sólo un medio. Tenemos que entender bien qué es realmente la meditación y cómo funciona; de lo contrario, nos tornamos pasivos. Hay muchas formas como también muchas personas y condiciones diferentes. Tenemos nuestra condición y nuestra capacidad, y todos somos diferentes.
Una vez que entendemos qué es el Maestro, entendemos qué es la enseñanza. La enseñanza es conocimiento más allá del color y la forma; el conocimiento es lo que las personas interesadas deben descubrir. El procedimiento no es ir a un Maestro para que nos diga qué hacer. Somos seres humanos y los humanos podemos razonar y hablar. Cuando recibimos una enseñanza no necesariamente debemos seguirla ciegamente.
¿Qué es la enseñanza Dzogchen?
En primer lugar dice: “Abre los ojos y mira lo que te rodea y cuáles son las condiciones concretas”. De esta manera podemos entender la enseñanza, el maestro y todo. Debemos ver si el sentido de la enseñanza corresponde a nuestra condición o no; si es o no útil para nuestra existencia. Si alguien no lo examina con claridad y dice: “Ah, ésta es la enseñanza fantástica de tal o cual Maestro con este título y nombre”, significa que es pasivo. No debemos ser pasivos, porque si somos pasivos no podremos realizarnos. Si no nos damos cuenta de esto, perderemos mucho tiempo, y no tenemos mucho. No es necesario ser viejo para morir. Todos los días hay accidentes en aviones, coches, barcos y trenes donde mueren personas. Incluso, aunque no haya una causa precisa, nadie sabe qué pasará. Vivimos en estas circunstancias por lo cual no tenemos ninguna garantía de que viviremos una semana, un mes o un año más. Solo creemos y decimos: “El año que viene haré esto y aquello”, y a veces vamos más allá y decimos: “Haré esto y aquello en dos o tres años”. Esto también es útil porque aunque yo no viva, otras personas vivirán y las cosas deben progresar. Pero, en el fondo, no tenemos ninguna garantía. Por lo tanto, el tiempo es precioso y no podemos desperdiciarlo.
Preparándose para la vida
En los templos tibetanos hay banderas de seda llamadas “banderas de la victoria” y coloridos adornos a lo largo de las columnas. Todos estos adornos se mueven un poco de manera continua y, eventualmente, un día se desprenden y luego ya no tienen un propósito. De la misma manera pasamos nuestra vida hablando y así nuestra vida se agota. Es una verdadera lástima porque, de hecho, tenemos muchas posibilidades. Quizás, hayamos conocido enseñanzas y maestros reales. Tenemos todas estas posibilidades, pero sólo las juntamos, las metemos en una bolsa y la llenamos. Así, mientras nos preparamos, llega el final de la vida.
Hay un dicho de un precioso maestro que dice que la vida se consume sólo en la preparación. Esto también es cierto para las cosas espirituales. Si alguien está mínimamente interesado en la enseñanza, parece que debe escribir una tesis sobre la enseñanza. Como máximo uno podrá pensar: “Algún día quiero hacer esta práctica”. Mañana repetirá esto y pasado mañana seguirá haciendo una colección creyendo que se está preparando. De esta manera, pasará toda su vida preparándose. Y al final, la próxima vida futura comenzará antes del final de los preparativos. Y luego, cuando muera, aún no habrá terminado de prepararse.
Debemos entender esto muy bien, ya que -especialmente en la enseñanza- no sólo tenemos que prepararnos, sino también aplicar nuestro conocimiento. La enseñanza Dzogchen nos pide que nos observemos a nosotros mismos, que observemos nuestra existencia, nuestras limitaciones y condiciones. Esto es de nuestro interés. Si alguien descubre su propia existencia, su propia condición y sus límites, será mejor para él. Vivimos en medio de mucha confusión y tenemos muchos problemas. Al final, de esta manera, podremos descubrir de dónde provienen estos problemas. Por eso, tenemos que trabajar con nosotros mismos, no sólo mirando a los demás y razonando o creyendo en alguien. Por eso, durante nuestro retiro, y en primer lugar, debemos entender muy bien qué es la enseñanza.
He hablado de esto muchas, muchas veces y -probablemente -muchas personas que me siguen pensarán: “siempre escucho esto”; pero -aunque lo hayan escuchado- si no funciona es porque tienen que escuchar un poco más. Incluso, aunque no nos guste escuchar, es exactamente lo que tenemos que hacer. Todo el mundo necesita trabajar un poco consigo mismo; de lo contrario, aunque hablemos de muchas enseñanzas, no significará nada. Muchas personas se interesan cuando leen un título misterioso y muy elegante [de una enseñanza] y dicen :”¡Tenemos una enseñanza fantástica!” Pero, ¿dónde está su sustancia? La sustancia es que cambia. Si alguien está tan interesado en los títulos, ¿por qué no compra catálogos? La enseñanza no funciona de esta manera; debe estar integrada en el propio individuo y estar viva. Cuando la enseñanza está viva de este modo ya no es necesario un título.
¿Qué es Integración?
El maestro da una introducción directa al estado. ¿Qué significa ´introducción directa´? No significa leer un libro o hacer un comentario sobre un libro de Garab Dorje o un texto como un Tantra. Significa tocar algo como si te estuviera quemando. Esto debe entenderse. Especialmente, las personas que ya conocen y han seguido la enseñanza pueden sentir: “Soy un practicante antiguo”. Realmente deben observar un poco lo que significa “antiguo” en este caso. Cada uno debe observar su propia práctica. ¿Cómo te sientes cuando conoces a alguien que puede ser desagradable o perturbador? ¿De verdad tienes la capacidad de integrar este sentimiento? ¿Sientes lo mismo cuando conoces a una persona que amas mucho como a los amigos, que cuando conoces a alguien desagradable? Si a través de la distracción ustedes odian o se enojan, pero con la presencia son capaces de liberar inmediatamente ese sentimiento, esto significa que son practicantes, y que la práctica es algo que vive en ustedes. No es tan difícil entender que la función de la enseñanza es algo concreto.
Muchas personas me han preguntado con frecuencia: “¿Cómo puedo descubrir si estoy realizado?” Yo les he respondido: “No debes preocuparte. Si te realizas, lo entenderás muy bien “. Antes de obtener la realización, deben desarrollar la claridad y así comprenderán muy bien que están llegando allí, incluso antes de realizarse. Por ejemplo: si tenemos la capacidad de integrarnos un poco o de encontrarnos en el estado de presencia, entonces también se manifestará en nuestra vida cotidiana como un aspecto de nuestro cuerpo, nuestra voz y nuestra mente. Antes que nada, todas nuestras tensiones y apegos disminuirán. Hay muchos practicantes que en vez de reducir o de integrar sus tensiones, ni siquiera las descubren. Día tras día, acumulan tensiones y al final están a punto de estallar. Es cierto que muchos practicantes hacen prácticas y luego terminan en un psicoanalista porque no pueden estallar. Significa que no comprenden la manifestación de la tensión; y si no la descubren en la práctica, eso significa que tienen que trabajar duro y comprender bien la enseñanza.
Muchos practicantes “antiguos” dicen: “Es tan difícil, no puedo integrar”. Por supuesto que es difícil integrar si nunca lo hacemos. La integración no es sólo una idea o la creación de una idea. En primer lugar, debemos encontrarnos en un estado de conciencia muy preciso.
Muchas personas pueden carecer de una base desde el principio y, creyendo que pueden saltar muy alto, piensan: “Lo he entendido todo. Esto es Contemplación ”. Y luego saltan y llegan a thögal (thod rgal) y a prácticas como Yangthig (yang thig) y a otros métodos elevados, sin sustancia. ¿Qué es lo que hay que desarrollar? Para cultivar algunas flores en un campo, necesitamos semillas. Primero, debemos sembrar el campo y luego regarlo para que crezca algo. Si sólo creemos que hemos sembrado semillas, incluso si vertemos agua en el campo todos los días, no crecerá nada.
Hoy en día existen muchos fertilizantes que hacen que las plantas se vuelvan enormes en dos días. Algunas personas obtienen este tipo de fertilizantes y los usan tanto que no crece nada. Un método como la práctica thögal es como un fertilizante para desarrollar la contemplación, para obtener la realización. Pero si no hay conocimiento de la contemplación, ¿qué podemos desarrollar?
Por lo tanto, y en primer lugar, debemos comprender la base y trabajar muy bien con ella. No debemos confundirnos entre una idea y el conocimiento real. Lo he explicado muchas veces y también he dado muchos ejemplos; pero parece que mucha gente no logra entenderlo bien. No me refiero a todo el mundo, porque también hay mucha gente que ciertamente lo comprende. Qué maravilloso sería que todos pudieran entenderlo. Además, no siempre se debe pensar que todo es tan fácil.
Milarepa, después de haber matado a muchas personas, se sintió muy culpable y pensó: “Oh, ahora debo ir y hacer la purificación para obtener la realización; es imposible vivir así. Tengo que encontrar la forma de realizarme ”. Se dice que después fue a ver a un Maestro, y el primer Maestro que conoció enseñaba Dzogchen. Este Maestro le dijo: “Si meditas por la mañana, te realizarás por la mañana; si meditas por la tarde, te realizarás por la tarde “. Milarepa pensó: “Ah, incluso si llevé a cabo tantas acciones malvadas, el camino es así de simple; así que no hay nada de qué preocuparse”. Entonces, se quedó dos días con ese Maestro, pero no llegó a ninguna conclusión. Finalmente, ese Maestro también lo entendió y le dijo: “Será mejor que vayas con otro Maestro que te dé algo más difícil”. Y finalmente Milarepa conoció a Marpa quien siempre lo torturó. Luego, se sintió mejor y finalmente logró purificarse. Pero pueden ver cuántos sacrificios hizo durante tantos años. Puede ser que Milarepa haya cometido muchas acciones malvadas, pero no creo que Milarepa fuera estúpido; y tampoco nosotros debemos pensar que es así de fácil. Sobre todo, cuando hablamos de una enseñanza como el Dzogchen con la que existe la posibilidad de alcanzar ciertos conocimientos y desarrollarlos. Sin embargo, esto no significa que podemos alcanzar este conocimiento sin hacer nada. Primero, debemos entender lo que el Maestro le está comunicando al alumno, escucharlo y comprenderlo bien; y luego traerlo a nuestra propia existencia. De esta manera se torna real.
Métodos y Dzogchen
El conocimiento de la enseñanza Dzogchen debe convertirse en parte de nuestra vida diaria. ¿Qué hacemos en nuestra vida cotidiana? Respiramos, nos movemos y pensamos. Estas son tres acciones en nuestras tres existencias; y estas tres acciones deben integrarse en la práctica. La práctica no es sólo sentarse y decir dos o tres oraciones.
Entonces, ¿qué necesitamos aprender cuando usamos un método? Por ejemplo: si vamos a aprender un método de práctica y según ese método debemos sentarnos de esta manera y pensar en esto; eso significa que estamos trabajando con una experiencia, tratando de tener una experiencia. ¿Cuál es el propósito de esta experiencia? Lo primero es descubrir el conocimiento; segundo, cuando se obtiene cierto conocimiento, se necesita realizar ese conocimiento. Los métodos no son para nada más. Por ende, los métodos no son lo fundamental, son relativos.
Mucha gente que sigue la enseñanza piensa que ésta es como un método. Por eso, la gente se vuelve esclava del método. “Un Maestro dió este método, yo lo sigo, soy esclavo de él”. Esto se torna ridículo porque un método existe para ayudar al desarrollo de uno mismo, o para dotarlo a uno de cierto beneficio. Un método es como un tenedor para comer: es mucho más fácil comer si se dispone de uno. Si tenemos un filete para comer, necesitamos un tenedor y un cuchillo; y si tenemos estos utensillos será mucho más fácil comerlo. Pero esto no quiere decir que sea una regla; es sólo para hacerlo más fácil. Por lo tanto, todos los métodos son como tenedores y cuchillos o como ropa. Cuando hace calor usamos ropa ligera; cuando hace frío usamos algo más abrigado; cuando está lloviendo nos ponemos un impermeable.
Todas las cosas son secundarias y pueden cambiar según las circunstancias; y lo mismo ocurre con los métodos. Hay muchos, muchos métodos; pero lo más importante es que el practicante entienda para qué se usa un método y de qué manera debe usarse. Un método siempre tiene su propio principio, como un modo de trabajar con una experiencia. Muchos métodos no lo aclaran. Pero en la Enseñanza Dzogchen podemos entender el fundamento porque el conocimiento es la base. Por lo tanto, de este modo, un practicante no se convierte en esclavo del método y puede usarlo. Hemos aprendido muchísimos métodos y también hemos aprendido a aplicarlos. Debemos comprender su valor.
Mucha gente que se me acerca para seguir la Enseñanza Dzogchen me dice: “He seguido otras Enseñanzas y he aprendido otras técnicas, métodos y formas de hacer las cosas, pero cuando sigo la Enseñanza Dzogchen ¿puedo o no utilizarlas?” Este tipo de personas tienen la idea de: “Ahora que sigo a este Maestro, debo seguir sólo los métodos Dzogchen“. En realidad no existe una etiqueta que diga “método Dzogchen“. Todo puede ser un método Dzogchen. Debemos entender qué es Dzogchen: nosotros somos Dzogchen. No somos métodos, somos seres. Tenemos nuestro estado y nuestra infinita potencialidad y estamos tratando de descubrir esta potencialidad. ¿Qué necesitamos para descubrir esto? Tenemos muchos medios y estos son los métodos. No hay problema sobre qué método utilicemos; sin embargo, no debemos olvidar el fundamento. Si hacemos eso y sólo seguimos éste y aquel método, saltando de aquí para allá, no llegaremos a nada.
En la Enseñanza Dzogchen -ante todo- debemos entender que tenemos que abrir los ojos y descubrir nuestro estado. Todo lo demás es relativo al descubrimiento y a la realización de esto. No es necesario limitar a nadie. Este es uno de los mayores problemas de todos los seres. La mayoría de las personas, especialmente los intelectuales, suelen pensar: “Esto es así y así, y debe ser así”. De este modo, limitan todo y nunca van más allá de esos límites; siempre miran afuera de sí mismos; y nunca se miran a sí mismos. Así, se desarrollan visiones limitadas y nunca se descubre nuestra identidad real, nuestra potencialidad. Aprender Dzogchen significa descubrir nuestro Dzogchen , el de cada individuo. Dzogchen es realmente eso. Es muy simple; pero también muy difícil.
Si alguien sabe seguir a un Maestro y entender lo que está comunicando, tal vez no le sea tan difícil encontrar ese estado, ese conocimiento. Pero es muy difícil si alguien cree que tiene el conocimiento o si siente que sabe mucho sobre esto o aquello, bloqueándose y alejándose cada vez más, en lugar de descubrirlo. Esto significa que uno tiene que seguir muy bien la Enseñanza Dzogchen, con mucho cuidado, entendiendo de qué estamos hablando y adónde queremos llegar.
¡Colaboren!
Una cosa muy importante que quiero decirles a todas las personas que han venido a este retiro, a las nuevas, a las antiguas, a las medio-antiguas, a todas: ¡Colaboren! No siempre deben pensar: “Sólo quiero escuchar al Maestro”. Por lo general, las personas no quieren preguntarle a otras personas sobre la Enseñanza. ¿Por qué? Porque piensan: “Él no es el Maestro. Sólo escucho al Maestro “. ¿Saben de dónde viene esta actitud? De ese famoso Ego. Solemos pensar: “Soy inteligente, soy el que posee el conocimiento”. Es muy raro encontrar a alguien que diga: “Soy estúpido, soy tan limitado”. Esto no lo descubrimos. En la Enseñanza Dzogchen tenemos que entender cómo observarnos a nosotros mismos. Por lo tanto, incluso si alguien no entiende algo de un método, puede hablar con otras personas que sí lo entienden. Además, los “antiguos” no deberían pensar: “Ah, ‘esta es una persona nueva. No puedo hablar de esto porque es un secreto ”. Es un secreto cuando no es el momento de hablar. Pero, si una persona ha venido aquí para hacer un retiro, deberíamos pensar un poco: “ ¿Qué vino a hacer aquí? No vino aquí de vacaciones, sino para seguir la Enseñanza, para comprenderla y aplicarla. Entonces, está claro que está interesado y que quiere participar. Si está interesado y participa, ¿por qué las cosas deben ser secretas?”.
En la Enseñanza existen algunos tipos de métodos como el Dzogchen thögal o las prácticas de Yantra Yoga que deben ser comunicados sólo a las personas que tienen una base muy precisa y profunda en la Enseñanza; porque si una persona no tiene una base concreta y sólo lee y hace cosas a partir de un libro, en vez de beneficiarse de estos métodos, sólo juega y bloquea sus posibilidades de realización y desarrollo. Por lo tanto, a veces y por estas razones, existen algunos métodos que se mantienen en secreto hasta que llega el momento adecuado.
Pero comunicar conocimientos no es un secreto. Comunicar conocimientos es el principio de la Enseñanza. Si no se puede comunicar, ¿por qué se debería enseñar? Algo debe ser comunicado por el Maestro, y también por los estudiantes a los estudiantes; por lo cual, la colaboración es muy, muy importante. Existen, por ejemplo, muchos métodos como la práctica de Yantra Yoga o los semdzin (sems’dzin), que son métodos específicos para trabajar con la experiencia, y que no necesariamente necesitan ser impartidos por el Maestro. Si alguien posee conocimiento de estos métodos, esa persona siempre puede colaborar con otros.
Maestro y alumno
Necesitamos tener una idea precisa sobre nuestra consideración sobre la relación entre el Maestro y el alumno. No debemos pensar que un Maestro es siempre alguien muy exaltado como un comandante; ni pensar que todo lo que el Maestro dice debe ser así, y cerrar los ojos y permanecer pasivos. El Maestro es una persona que colabora.
Recuerden que cuando tomamos refugio, en el Budismo Sutra decimos: “Namo Buddha Bhya, Namo Dharma Bhya, Namo Sangha Bhya“. Tomamos refugio en el Buda, que es quien nos dió este camino, y tomamos refugio en el Dharma porque es el camino y a través del Dharma podemos obtener la realización. Luego, está el tercer refugio, el Sangha. ¿Qué es el Sangha en realidad? . En general, Sangha se refiere a quienes están practicando en el sendero, a aquellos que están en el mismo barco para llegar más allá del océano del Samsara. Entonces, si todos viajamos en el mismo barco, debemos colaborar bien. Si la gente crea problemas debido a su egoísmo y estropea el barco haciendo un agujero en él, nunca llegaremos. Este es el principio del Sangha. ‘ Sangha’ quiere decir ´todos´, y también incluye al Maestro. No significa que el Maestro se quede afuera.
Entonces, ¿qué es un maestro? Es alguien que colabora y ayuda a las personas y sus seguidores deben entender esto. En el fondo, todos tenemos infinitas potencialidades que puede que no comprendamos; pero quizás algún día las comprendamos y obtengamos la realización. Tanto en el Tantrismo como en la Enseñanza Dzogchen, si realmente entendemos bien, podemos ver a todos los seres como seres realizados. Ésta es la verdadera condición. Nos encontramos en la condición relativa porque no entendemos, porque siempre estamos distraídos. Por ejemplo: cuando abrimos los ojos y vemos un objeto, inmediatamente pensamos: “Ah, qué cosa tan bonita” o “me gusta esto, no me gusta aquello”. Hacemos esto porque estamos distraídos, y esto siempre es una manifestación de la distracción. Cuando nuestros sentidos están en contacto con objetos y estamos distraídos, acumulamos infinito karma negativo. Entonces, incluso si tenemos un potencial infinito, seguimos ignorando la condición real. Si entendemos realmente cuál es nuestra condición real, no será necesario clasificar las cosas diciendo: “esto es más importante que eso”. Todo es importante.
Extracto de una enseñanza oral impartida el 21 de septiembre de 1990 en Merigar Oeste, Italia. Editado por Tuula Saarikoski. Reimpresión del número 9 de The Mirror, junio de 1991
Edición final de Liz Granger. Foto de Hans Vogel, Chögyal Namkhai Norbu en Merigar, abril de 1992.
Traducido por: Dragana Lukic Tesanovic