“Ves Fabio, en la vida no hay que renunciar a nada, sino que hay que vivir todo con conciencia”. Chögyal Namkhai Norbu.
El Espejo: Hoy es 5 de junio de 2022 y estamos en Tenerife, cerca de Dzamling Gar, entrevistando a Fabio Andrico para The Mirror. Fabio es uno de los dos principales instructores internacionales de Yantra Yoga, un instructor de Santi Maha Sangha y un practicante de larga data. Fabio también pasó muchos años viajando con Rinpoché como su asistente personal. De modo pues que nos sentimos honrados de poder entrevistarlo y preguntarle sobre su vida y experiencias, sobre cómo llegó a las enseñanzas, y de que nos relate algunas anécdotas o historias especiales sobre su muy afortunada vida con Rinpoché.
Hola, Fabio. ¿Te gustaría contarnos un poco sobre tu vida anterior y qué te llevó a las enseñanzas?
Fabio Andrico: Sí un poco, pero muy sintético, porque si no nos tomaría muchas horas.
Justo me encontraba en Italia sin hacer gran cosa cuando alguien me invitó a ir a la India. No vale la pena entrar en detalles sobre lo que era mi vida en aquel entonces. El caso es que esa persona me dijo que le gustaría que me fuera con ella -no era mi novia, era la novia de un amigo- y me dijo que pagaría todos los gastos. Esa persona provenía de una familia rica del Perú, su padre tenía una empresa farmacéutica. Le pregunté como en las películas: “¿Por qué yo? Y ella me contestó: ‘Porque eres el único hombre que conozco que no me crea problemas de tipo machista’. Le dije: ‘Ok, bien, de acuerdo. Ella me dijo: ‘Puedo pagar tu billete de ida y vuelta y puedo darte además USD 500’ – que en ese momento equivalían como a USD 2000 de ahora. -“¿Vendrías conmigo?” “Déjame pensarlo, sí”.
E: ¿En qué año fue eso?
F: Yo tenía veinte años, fue hace mucho tiempo. Así que nos fuimos. Llegamos a Delhi y de allí fuimos Goa. La playa y demás – la gente en Goa hacía muchas cosas, por lo menos en esa época. Me horrorizaba ver a la gente drogándose hasta el punto de quedar en muy malas condiciones. Yo hacía algunas de estas cosas antes – fumaba cosas y hacía cosas. Ya había decidido dejarlo, pero cuando vi a esas personas en esas condiciones, pensé: ‘Esto realmente es lo que es. No quiero desperdiciar mi vida’. Estas personas estaban desperdiciando su vida, algo que me parecía realmente terrible.
En cualquier caso fue allí donde conocí a un italiano que había estudiado durante bastante tiempo en la India, en el ashram de la tradición de yoga Satyananda y él me dijo que si queríamos podíamos ir a su casa porque su maestro de Vedanta había muerto hacía no mucho tiempo y que podíamos ir a practicar yoga allí; su maestro de yoga estaba en el ashram de Bangalore.
E: ¿Habías estudiado yoga antes?
F: Sí, había practicado un poco con Mario Franchini, un amigo que me enseñó un poco, podía hacer nauli, pero no mucho. Pero me interesaba. Así que fuimos allí y pasamos tres o cuatro meses, el tiempo que permite el visado indio. Fue en Bangalore, en un ashram. Él enseñaba un poco de yoga y practicábamos.
Yo estaba un poco agarrotado porque durante los años anteriores había estado trabajando en una granja. No era realmente una granja hippie, éramos sólo dos personas y algunos amigos que venían de visita. Se trataba de un proyecto artístico en el que nuestra vida era el arte. Así que documentábamos nuestra vida, criábamos cabras, hacíamos huertos y demás cosas.
Teníamos una cerda -al principio era pequeña pero luego creció hasta llegar a pesar 240 kilos-, era propiamente una marrana y se llamaba Rosella. Era muy bonita y muy inteligente y aseada. Los cerdos son muy limpios. Cada mañana le llevaba comida [mostrándole las manos llenas], y ella me esperaba haciendo todo este tipo de cosas como un perro. Y luego le rascaba el cuello y ella hacía así [muestra el movimiento como elevándose] porque quería que le rascara la barriga. Era tan linda. Luego le puse una cadena, porque no había nada más, una cadena grande, yo abría la pocilga y ella básicamente me sacaba porque si 240 kilos corren, te vas con ellos.
La vida continuó y el día en que decidieron hacer salchichón y prosciutto con Rosella no pude soportarlo y me fui. Cuando estuve allí me hice vegetariano porque cuando ves todos esos animalitos tan monos… También tenía 25 conejos. Cuando son pequeños son muy lindos, la gente venía y decía a esto lo llamaré así y a aquel lo llamaré asado. Luego crecen y entonces ‘¿Cuál nos comemos?’ y tienes que matarlos. Pero yo no quería matar y por eso me hice vegetariano. Cuando decidieron acabar con la vida de Rosella yo no estaba. No habría podido soportarlo. Sin embargo les dije: ‘Quiero comer un trocito del salami que están preparando’. Interesante, yo quería crear una conexión con ella.
Y tenía mis cabras, las ordeñaba, hacía queso fresco, ricota. Y hacía mermeladas y otras cosas. Tenía una complexión fuerte, podía cargar grandes trozos de madera como este [muestra un tamaño grande] de modo que mi cuerpo era fuerte, tenía músculos fuertes. Cuando me puse a practicar yoga en la India, mis músculos cambiaron, se volvieron más alargados y flexibles. En serio, en tres o cuatro meses mi cuerpo cambió, se volvió diferente, más estilizado. No podía hacer más que esto [coloca una pierna sobre la rodilla de la otra] y después, al final ya podía hacer el loto. Ayunábamos durante tres o cuatro días y practicábamos todo el tiempo durante cuatro, cinco o seis días. Creo que el 55% del tiempo estuve ayunando y el 45% comiendo totalmente vegetariano. Entonces el cuerpo se vuelve muy flexible y por eso podía practicar de seis a ocho horas diarias. Por eso sé que cuando las personas enseñan Yantra Yoga y dicen: ‘Oh, no podemos’, sé que es sólo cuestión de cuánto tiempo le dedicas y cuánta intención tienes de usarlo para eso. Porque yo soy un ejemplo, mi cuerpo cambió en tres meses. Pasé de la nada a ser capaz de hacer el loto.
Y cuando regresé decidí empezar a enseñar porque vi que algunas personas estaban empezando a enseñar y sinceramente yo sabía más que ellas, aunque no tuviera tanto entrenamiento. Volví a Italia vestido todo de blanco, con el pelo largo, completamente vegetariano, a veces sólo comía frutas, a veces sólo un tipo de fruta. Mis ojos eran así [muestra un gran tamaño]. Y en cierto momento incluso me dejé la barba de modo que parecía un yogui. Mi intención era estudiar medicina porque quería ayudar a la gente, curarla usando sistemas naturistas y yoga. Esa era mi idea: convertirme en ese tipo de médico.
Y entonces, cuando estaba allí, Giuliano Casiraghi ya había conocido a Rinpoché y me dijo: ‘Oh, hay un maestro tibetano que enseña técnicas avanzadas de respiración’. Yo dije: “¿Qué?”. Porque yo había estudiado sobre todo asanas y cosas por el estilo, había practicado un poco los pranayamas, respiración alternado las fosas nasales, un poco de bhastrika, etc., pero básicamente me dedicaba sobre todo a la práctica de asanas. De manera que me interesaba mucho conocer las técnicas avanzadas de respiración. Y fui. Fue en Prata, en 1977. Llegué allí y Rinpoché dio muchas enseñanzas y al final decidí que realmente quería seguirlo. Así que, en lugar de estudiar medicina, seguí a Rinpoché. Antes de terminar el bachillerato artístico, había hecho dos o tres años de arquitectura. Cuando quise cambiar y estudiar medicina debía cursar un año integrativo. Pero al final, después de hacer el año, decidí ir a Nápoles a la Universidad Oriental y estudiar con Rinpoché. Así que estudié tibetano, religiones orientales y ese tipo de cosas.
Luego ocurrió que acompañé a Rinpoché en su primer viaje a Austria. Me estaba quedando por ahí, en Nápoles, enseñando yoga y pintando casas para sobrevivir y costear mis estudios. En un momento dado llegué a tener hasta 50 alumnos porque daba clases en un centro de belleza y a veces también en la Federación Ítalo Europea de Yoga. Entonces daba clases allí y sólo había mujeres. A veces llegaban hasta 50 mujeres y yo les decía: “Bueno, tengo que advertirles que si vienen a mi clase para aprender yoga, está bien, pero si vienen sólo para adelgazar y tener un trasero más firme, este curso no es para ustedes”. Normalmente 20 o 25 de las mujeres se iban al mes siguiente y buscaban otra clase. Aun así, las 25 que quedaron se mantuvieron constantes durante cuatro años. A veces éramos más, pero nunca menos de 25. Algunas personas llegaban incluso antes de la clase de modo que cuando yo llegaba ya habían estado practicando durante una hora.
Cuando fuimos a Austria, hubo un retiro en Viena y otro en el campo. Rinpoché estaba enseñando algo de Yantra Yoga, así que empecé a aprender el yantra de Rinpoché y luego éste me autorizó a enseñar. Tal vez fue porque ya yo estaba practicando y enseñando yoga que me dio permiso para enseñar allí, así que empecé a enseñar yantra en un lugar de Nápoles llamado Parco Margarita. En esa época no se llamaban “lings”, eran lugares de la Comunidad para practicar juntos. En la mañana enseñaba hatha yoga, y por la tarde, yantra. Así durante más o menos cuatro años. A veces más horas, a veces menos. Es por ello que creo, así lo entiendo, que fue después de tres o cuatro años que empecé a comprender cómo funciona el yantra. Por eso es que tratamos de explicar lo más posible para acortar este periodo de tiempo que toma descubrirlo por ti mismo. Pero no se trata de que alguien lo haga por ti; eso no es posible. La única manera de entender realmente cómo se practica el yantra es practicándolo y descubriendo por ti mismo cómo funciona.
En ese tiempo Rinpoché me dio un diploma que me autorizaba a enseñar yantra a partir de ese momento. Así que ése fue el comienzo, en Nápoles. Luego empecé a asistir a los retiros de Rinpoché durante los veranos porque la universidad estaba de vacaciones y también el Centro. De modo que durante nueve meses del año trabajaba y estudiaba y el resto del tiempo íbamos a los retiros de Rinpoché aquí y allá y entonces empecé a enseñar yantra en los retiros. Al cabo de cuatro años terminé la universidad. Fui a la India a hacer mi tesis y todo ese tipo de cosas, y luego regresé. Después de un tiempo me fui a vivir a Roma y empecé a trabajar en un documental con Paolo Brunatto.
En ese entonces comenzamos un proyecto en el que íbamos a filmar en todos los sitios en los que Rinpoché daba retiros [ed. Lama Around the World]. Después de dar clases durante cuatro años, hatha yoga por la mañana, yantra yoga por la tarde, sinceramente, me harté. Durante un año dije basta, no quiero oír hablar de yoga, basta. Pero luego en los retiros me pedían que enseñara yantra y cuando íbamos por ahí la gente me pedía que enseñara en los retiros y así sucesivamente. Llegó un momento en el que tuve que decidir: si estaba trabajando no tenía tiempo para ir a donde me invitaban. Si iba a donde me invitaban, no podía trabajar. Al final, se dio la situación de que empecé a viajar con Rinpoché y me convertí en su asistente de viaje, enseñando yantra en los retiros.
En una ocasión cuando Rinpoché estaba de retiro en Merigar, viajé solo. Fui a los Estados Unidos – Santa Fe, Oakland – y Jim Raschik era el organizador- Nuevo México, y aunque tal vez no mucha gente lo sepa también estuve enseñando la Danza Vajra. Estuve en Mérida, Venezuela con Carmen Rivas y pintamos un maṇḍala en el patio. Luego se organizó un fondo para los instructores de manera que a cada instructor se le pagaba por sus cursos y se cubrían sus viáticos. Porque el primer año, cuando Rinpoche estaba en retiro y yo viajé por mi cuenta, tuve que usar mi propio dinero. Vendí una casa que me había dejado mi padre y utilicé ese dinero para viajar.
Luego regresé. El tema de los gastos de los instructores estaba más organizado de modo que empecé a viajar más a menudo para enseñar yantra y posteriormente seguí viajando ya que era útil que alguien viajara con Rinpoche. Una vez Rinpoché dijo: “No es que Fabio sea mi asistente sino que soy yo su secretario”. Algo así. Me sentí como avergonzado [muestra vergüenza] pues Rinpoche parecía estar diciendo que era él quien tenía que cuidar de mí en lugar de cuidar yo de él. Así que empecé a viajar con Rinpoche y prácticamente el resto del tiempo, durante más de 40 años, estuve viajando por todo el mundo.
Luego empecé a hacer los webcast. El primero fue en el año 2000, cuando algunas personas pensaban que el final se avecinaba. Y lo hicimos por teléfono. Por supuesto, al principio era sólo audio. Jacqueline Gens fue quien contactó con el proveedor en Estados Unidos. Uno se conectaba por teléfono con ellos y luego ellos lo enviaban a la web, algo así. Eso fue en la víspera del año 2000 y se hizo desde Namgyalgar Sur, que ya no existe, pues el lugar fue vendido. Ese fue el primer webcast. Luego empecé a hacer los webcasts de esa manera, sólo en audio. El primer intento de hacerlo en video fue desde Oakland, California, en los Estados Unidos. Jey Clark lo organizó. Se hizo en un templo mormón que lucía muy impresionante. Se alinearon unos dos o tres equipos Mac. Parecía una cosa de la NASA. Alquilaron un satélite pero no pudieron alinearlo y entonces quedamos en lo mismo: el video no funcionaba, así que sólo había audio. El satélite no pudo ser alineado y por eso se hizo de la misma manera. También en Margarita, en Tashigar Norte, al principio solo había audio y poco a poco se fue pasando a video, y así sucesivamente.
E: ¿Podrías decir si hubo algo, tal vez un momento, en todos tus años con Rinpoche, que te impactara especialmente y marcara tu forma de ver la vida y la práctica?
F: Sí, una vez me dijo, después de que yo acabara de soltar algunas de mis tensiones: “Ves Fabio, en la vida no hay que renunciar a nada sino que hay que vivir todo con conciencia”.
E: ¿Cómo te parece que van las cosas en la Comunidad desde que falleció Rinpoché? ¿Cómo ves lo que está pasando y qué expectativas tienes? Y dada tu amplia experiencia con Rinpoché, ¿cuál crees que habría sido su deseo y cómo podríamos continuar?
F: Es complicado de responder ya que no osaría pretender saber lo que Rinpoché tenía en mente. Sé que la mayor parte del tiempo él sabía lo que había en mi mente, y eso daba miedo. No sé, realmente no puedo responder. Lo que entiendo es que la Comunidad tiene que ver con colaboración, con tratar de entenderse y trabajar juntos, tratar de que la enseñanza se comprenda y aplique en la vida cotidiana incluso de las personas que no necesariamente son miembros de la Comunidad o no tuvieron la fortuna de recibir la transmisión de Rinpoché. La enseñanza debe ser buena para la humanidad. Rinpoché siempre decía que la paz debe partir de cada persona, de su evolución individual. Sólo si se desarrolla de esta manera podremos tener paz y armonía en el mundo. Según entiendo, él pensaba en cómo la Comunidad podía beneficiar al mundo entero, porque todos somos seres humanos, todos nacemos en la dimensión de este planeta. Pero también, por extensión, aplicamos el respeto y la colaboración a otros seres.
En lo que se refiere al aspecto más interno de la Comunidad, sabemos, por lo que entendí, que las enseñanzas que Rinpoché dio, relacionadas con la transmisión, están relacionadas con la transmisión. Así que cada uno puede reflexionar por sí mismo sobre lo que esto significa. Debemos tratar de preservar la pureza. Rinpoché creó el Santi Maha Sangha para ayudar a proteger y continuar su transmisión, ese fue el propósito del Santi Maha Sangha. Porque él dijo muchas veces: “No todo el mundo tiene que ser un maestro de Santi Maha Sangha ni siquiera hacer el Santi Maha Sangha porque igual yo estoy enseñando todo”. Pero las personas que quieren tomar la responsabilidad del Santi Maha Sangha, tienen esa responsabilidad específica.
Así que realmente no se que más puedo decir. Todo lo que puedo decir es que el principio básico de la Comunidad debe ser el respeto y la colaboración. Si no hay eso, ya sea internamente o, si prefieres hacer la distinción, externamente, pues si es sólo internamente, se convierte en una secta. Esto no es lo que Rinpoché pensó, esto lo sé. Y externo significa integrar, externamente. Somos seres humanos, no somos diferentes de otros seres humanos. Si pensamos que somos seres humanos diferentes de otros seres humanos… todos somos seres humanos. Tenemos la suerte de haber recibido la transmisión de Rinpoché. Esta es nuestra evolución personal relacionada con la enseñanza y el método que Rinpoché transmitió, la comprensión y así sucesivamente. Si no podemos aplicar esto en la vida normal, no siempre entre nosotros, sino verdaderamente en nuestra vida normal, no creo que eso fuera lo que Rinpoché… ahora la gente utiliza mucho la palabra visión. Cuando pienso en la visión de Rinpoché, pienso en las visiones de Rinpoché, pero estamos hablando sobre la idea de cómo continuar en el futuro. Es algo beneficioso para la humanidad y la humanidad se vuelve más armoniosa y entonces todo puede ser comprendido con conciencia; podemos tratar a la naturaleza, a todos los seres y a todo lo demás con conciencia. Así que la base, como siempre decía Rinpoché, es la presencia y la conciencia en la vida cotidiana. Eso es lo que Rinpoché enseñó siempre, no sólo a sus discípulos.
Yo lo entiendo así. Y luego, en la práctica, cómo se logra o no – eso es otra historia. Nadie puede hacerlo por ti, eso no es posible.
E: Tal y como van las cosas ahora, ¿te sientes esperanzado cuando miras a tu alrededor y ves lo que está pasando en la Comunidad Dzogchen Internacional? ¿Tienes algún consejo concreto sobre como podríamos continuar?
F: Es justo lo que acabo de decir. Sabiendo que somos hermanos y hermanas Vajra, respetarnos no sólo entre nosotros, eso ya sería algo muy interesante. También Rinpoché dijo una vez en Hong Kong: ‘No debes respetarme sólo a mí. Debes respetar a todo el mundo”. Eso fue muy claro: el respeto, la conciencia, el estar presentes, el trabajar con las circunstancias para poder saber lo que se puede hacer en cada momento. Si en algunas circunstancias se necesitan reglas, entonces las reglas son parte de las circunstancias. A veces [la gente dice]: ‘Somos libres, somos practicantes de Dzogchen, no necesitamos reglas’. Pero Rinpoché dijo que cuando estaba en China seguía todas las reglas, era consciente de las circunstancias.
Por lo tanto, no tener limitaciones, a mi entender, significa que realmente sabes cómo trabajar. Si tienes que limitarte, no tienes la limitación de no limitarte. Eso es lo que entendí respecto a la vida cotidiana; si nos referimos a otra dimensión eso es otra historia. Recuerdo a Rinpoché diciendo y todo el mundo lo escuchó: ‘Debemos tener los pies en la tierra’. Tener los pies en la tierra significa que estamos en este mundo, en esta condición, esta es nuestra dimensión ahora, y ser conscientes significa esto. Si podemos seguir y aplicar esto aunque sea un poco, sea cual sea el futuro que no puedo vislumbrar, las cosas deberían ser mejores para todos. Y tal vez podríamos hacer algo bueno no sólo para la gente de la Comunidad. Porque eso no fue lo que yo entendí que Rinpoché enseñó.
Por ejemplo, recuerdo que Rinpoché no era muy hábil con la publicidad en el sentido de tener que convencer a alguien de algo. Pero comunicar acerca de la posibilidad de tener algún tipo de comprensión sobre algo, es otra cosa. Esto no significa condicionar a la gente. Él siempre decía: “Si alguien está condicionando, significa que está forzando algo, construyendo algo. Y si construyes algo, tarde o temprano se derrumbará porque es falso como la fe ciega o ese tipo de cosas’. Debe haber entendimiento, comprensión. Y una vez que comprendes algo, nadie te lo puede quitar porque lo sabes, has tenido la experiencia clara, es parte de ti. Entonces podemos tratar de aplicar esto, también las personas que han recibido la transmisión, porque Rinpoché dio tantas enseñanzas increíbles durante tanto tiempo, una vida no es suficiente. Esa es otra dimensión, cada uno debe buscar por sí mismo y aplicar lo que desee aplicar y tratar de madurar en la práctica. Pero también es muy importante la relación con los demás aplicando la colaboración y el respeto.
M: Muchas gracias, Fabio.
Traducido por Mayda Hocevar
Transcripción de una entrevista de vídeo realizada por Anastasia Eremenko
Edición de Naomi Zeitz
Edición de vídeo por Francesco Carpini