El Descubrir del estar concientes

Por: Margaret Jasinski

Cuando nos encontramos en nuestra naturaleza, no existen dudas porque nuestra naturaleza refleja naturalmente cada matiz de la realidad. La realidad lo incluye todo, cada experiencia, cada experiencia de la mente. Todos los días ejercitamos al ego usando nuestra personalidad individual. Si somos realistas, sabemos que el ego es la experiencia prevalente en nuestra mente. Cuando ejercitamos al ego, organizamos las experiencias de acuerdo las ideas que tenemos de “Yo, mí, mio.” Y en la vida, entramos en contacto con los sabores del placer y del dolor. Esto resulta en una imagen instantánea de la experiencia de la mente que nos es familiar; usando la terminología del dharma, podemos decir que esas palabras manifiestan un atisbo de la ignorancia humana en acción. La ignorancia, si es aplicada sin juzgar ni calificar, es una circunstancia de la condición humana y tenemos la oportunidad de trabajar con ella. Al usar la conciencia, tenemos la capacidad de ver nuestras experiencias familiares, los patrones de nuestra mente y sus acciones resultantes, dándonos la oportunidad de usar nuestra perspectiva egoica para ir más allá de nuestro punto de vista egoico.

Cuando nos despertamos, nos despertamos. Cuando nos volvemos conscientes, reconocemos algo, lo captamos inmediatamente y así evitamos analizarlo o quedarnos atrapados en el tira y afloje del pensamiento egoico.

(Si vemos un árbol, vemos un árbol. Sabemos que es un árbol sin ninguna duda). En los momentos de conciencia, tenemos la posibilidad de movernos más allá de la experiencia mental del ego. También, podemos usar el estar concientes para apoyar nuestra experiencia; tenemos la estabilidad (no-egoica) para entender íntimamente que todo está en su lugar con sus propias características, incluso nuestra propia existencia.

Todo está integrado, y vamos más allá de la experiencia del ego, así es que ya no hay ni rechazo ni aceptación- las cosas son tal como son en su propia condición. Nada está separado, todas las expresiones de la vida están interconectadas y son interdependientes. Lo sabemos. Este conocimiento profundo está reflejado en la mente, pero no es un conocimiento intelectual, no es egoico, es la experiencia de la sabiduría auto-existente que descubrimos a travez de estar conscientes. Usamos nuestro conocimiento intelectual y aplicamos el estar consciente para conseguir una “sensación” de entendimiento no-intelectual. Aquí hay un ejemplo simple.

Considera una moneda: es una cosa- una moneda, y tiene dos caras. Esta no es una adivinanza para la mente egoica, es la realidad, las cosas tal como son. Lo sabemos. Nos relajamos. Cuando nos percatamos de la realidad de una moneda no sentimos la urgencia de ver los dos lados al mismo tiempo para saber que están ahí, en forma natural usamos un lado como referencia para el otro. Tenemos confianza. No hay ninguna duda. Sabemos cómo se ve cada lado. Entendemos la experiencia de una moneda, no nos confundimos. Este entendimiento es una forma de estar consciente. Puedes notar que no está basado en un entendimiento intelectual- usa al intelecto y al mismo tiempo tenemos una “sensación” de esta conciencia, de la misma manera que tenemos una “sensación” para caminar y para otros movimientos naturales.

Cuando usamos el simplemente estar concientes como la base para nuestras experiencias, ganamos una confianza natural de que eso nos ayudará en todas nuestras experiencias, los dos lados familiares de la vida -el placer y el dolor. Podemos participar y actuar en el mundo estando concientes. Vamos al trabajo, establecemos relaciones, actuamos y funcionamos dentro de los sistema establecidos por los humanos con el entendimiento de lo que son, considerando también sus limitaciones. No necesitamos usar la energía vital para sufrir por sus limitaciones. A través de la conciencia, estamos en contacto con experiencias y al mismo tiempo “conocemos” las características de los sistemas humanos (y las características de los seres humanos- especialmente las de nosotros mismos) tal como son, sin apegos mentales. Cuando estamos conscientes, entramos en contacto con experiencias y junto con ellas, el entendimiento de cómo funciona el mundo y de nuestras propias acciones. Cuando usamos la conciencia objetiva no necesitamos luchar o defendernos o probar nada a nadie, ni siquiera a nosotros mismos; en forma natural nos movemos más allá de nuestras posiciones mentales familiares. Simplemente sabemos, tenemos la experiencia de un reconocimiento natural de cómo son las cosas- éste es el estado de no tener ninguna duda.

Hay muchos aspectos de la vida que se expresan a sí mismos en un momento determinado- éste es el movimiento natural de la vida, así es como son las cosas. Cuando estamos concientes, tenemos un mayor contacto con lo que está pasando. No necesitamos encontrar la conciencia fuera de nosotros, es aquí, y siempre ha sido aquí, es la faceta natural del movimiento de la vida. Cuando estamos conscientes, dejamos ir nuestro punto de vista egoico familiar al que estamos acostumbrados, y damos un vistazo “dentro de la vida de las cosas”. Estamos más estables y relajados en nuestra experiencia, no aferrándonos o tratando de crear impacto. Estar consciente es estar con lo que está pasando.

Lo que está pasando es la felicidad natural.

El estar consciente es como una llama que no se puede apagar. El ego es un conjunto de vientos que soplan para allá y para acá. La llama está ahí. El viento sopla. El cielo es azul. Los pájaros vuelan.

El día se vuelve noche, la noche se vuelve día.