
Pintando en mi estudio en Belén, Costa Rica, en 2016
Por: Federico Herrero de Costa Rica.
Mi nombre es Federico Herrero. Soy de Costa Rica, donde vivo y también practico con el Sangha en el pequeño Dekyitling. Mi primer encuentro con la enseñanza fue en 2004 cuando Jim Valby vino a San José para un retiro, y así comenzó para mí este hermoso viaje.
La primera vez que encontré a Rinpoche en persona fue en diciembre del 2007 en Argentina, en un retiro maravilloso. Celebramos la víspera del Año Nuevo con el Sangha. Recuerdo que era muy tímido y no sabía cómo actuar en su presencia en el Gönpa. En un momento que hizo contacto visual conmigo, yo que era tan tímido, inmediatamente bajé mi mirada. Mi amiga Gloriana (Titi) me dijo que simplemente fuera yo mismo y que así El sería un espejo que me reflejaría. Eso hizo que me relajara mucho a partir de ese momento hasta ahora.
Yo soy un artista. Pinto paisajes abstractos y multicolores en bastidores y en murales; he viajado internacionalmente y esto ha sido una bendición porque me ha permitido conocer distintas culturas y tener siempre nuevas experiencias. Mi pintura favorita es el Mandala de Rinpoche en el que practicamos la danza: una pintura sobre la que uno puede danzar, algo a ser experimentado y con lo que poder tener experiencias…. es hermoso!

Con Gloriana (Titi) en la apertura de mi exhibición en Sies + Hoeke Galerie en Düsseldorf , Alemania, en 2009
Cuando pinto trato de aplicar la enseñanza. No tengo un boceto o un plan maestro que seguir, sino que trabajo con las circunstancias y la sensación inmediata producida por el espacio. Una rajadura en la pared puede ser un comienzo perfecto para una forma a seguir en lugar de un problema a resolver. Uso la improvisación como método de trabajo. En 1917, Duchamp habló por primera vez de la noción del ready-made. Me gusta la similitud con la noción de introducción directa a la enseñanza. Amo el arte y ha sido un regalo para mí poder acercarme al arte y a la práctica conjuntamente, y encontrar conexiones entre ellas.
No hay artistas en mi familia además de mi abuela, quien hacía cerámicas de tipo decorativas. Yo estaba más interesado en el arte moderno y en el arte abstracto y el Cubismo. Acostumbraba a leer libros en la casa de mi abuela cuando íbamos a visitarla. Ese fue mi primer descubrimiento de pintores como Monet, Miro, Cezanne, Picasso y otros más contemporáneos. Me sentí conectado a la parte artística de la historia de mi árbol familiar y encontré un lugar de pertenencia en éste.
Crecí asistiendo a una escuela católica, pero ese tipo de instituciones religiosas no significaban mucho para mí en términos de espiritualidad. Encontré la espiritualidad en otros sitios, especialmente haciendo mi arte y escuchando música, y también desarrollando una imaginación y fantasía muy ricas, las que ejercité mucho y sigo haciendo hoy. Esta ha sido mi puerta a la espiritualidad.
La clase sobre el color era una de mis favoritas y donde aprendí mucho; estudié en Nueva York en un escuela de arte. Los americanos han desarrollado extremadamente bien el estudio y la noción del color a través del arte, y explorar esto se volvió una pasión para mi. Hay algo que me gusta sobre el color y es que este es siempre relativo al color que tiene al lado, constantemente cambia en tanto su contexto y lo que lo rodea están en constante cambio.

“Paisaje”. Mural publico comisionado por la ciudad de Medellín, Colombia, en 2008.
El arte de Matisse, por ejemplo, ha sido una gran fuente de inspiración y recursos, y también el de uno de mis pintores favoritos- el chileno Roberto Matta- quien integraba el grupo de surrealistas conformado por Dali, Duchamp y Breton, entre otros. Martisse comienza sus pinturas sin ningún plan o boceto a seguir, sino que más bien espera que las formas surjan del bastidor, y una forma llevará a la otra. Esto es como dejar que la pintura tome el control y que el artista la escuche: ése es el método que aplico en mi trabajo.
Mi primera exhibición internacional fue en la Bienal de Venecia en el año 2001. Yo era muy joven, tenía 21 años, y esa fue mi primera experiencia en exhibiciones de ese tipo. Fue una experiencia maravillosa y mi trabajo fue presentado junto con los de algunos de los grandes maestros, de manera que para mí fue alucinante. Mientras estaba allí, presenté también en una galería de Madrid y en una de Alemania. Desde entonces, comencé a mostrar mi trabajo en muchos países.
Antes de Venecia volví a Costa Rica desde Nueva York porque había dejado los estudios, y -en ese momento- no tenía intenciones de pertenecer al mundo artístico. Tenía más interés en aislarme y en trabajar sin comunicarme con el resto del mundo. Eso era lo que más me atraía en ese momento, pero un famoso curador de arte vio mi trabajo y me invitó a Venecia, y allí mi vida cambió completamente.

“Letras y números” 2005, 250 x 200 cm, pintura sobre bastidor, óleo, acrílico, marcador indeleble y spray .
Ha sido fantástico llegar a conocer muchas culturas diferentes y encontrar nuevas personas todo el tiempo. Esa es una de las cosas que más amo de mi trabajo: hay siempre algo nuevo y llegan sorpresas todo el tiempo; no hay nada establecido y las cosas continúan cambiando y modificando posiciones. Hoy, el mundo del arte es una maravillosa acumulación de energía y está atravesando un período muy fértil. Algunos de los países en los que he hecho exhibiciones o murales son: Italia, Japón, Méjico, Estados Unidos, Panamá, Guatemala, Cuba, Alaska, Argentina, entre otros. Espero llegar a conocer muchos más lugares en el futuro. Viajar mucho y ser un buen observador de todo ha impactado en mi arte. El futuro de mi trabajo artístico puede desarrollarse en el futuro en relación con los sonidos o la música, y muchas pinturas telefónicas.
La enseñanza ha impactado en mi trabajo y en mi vida, haciendo posible para mí el relajarme y disfrutar de todo lo que sucede y disfrutar sin apegos y ser feliz sin sufrimientos.
Siento muchísima gratitud hacia Rinpoche por ser tan amable y por tener tanto amor hacia nosotros.
Traducido por: Marisa Alonso